sábado, 12 de mayo de 2007

Mujer todos los días


(Joven madre: Olga Sinclair)

Mujer todos los días

Por: Waldina Medina (Honduras)


Una madre puede hacer
todo lo que hace,
no por ser mamá
,
sino por ser mujer
.


Mamá es una mujer como las otras:
es alegre, tiene canas, se enoja

trata de adelgazar aunque no de a de veras

está enferma

casi no se cuida


mi madre se equivoca
mi mami alguna vez ha sido injusta

lleva sus cuantos errores a la espalda
sus pecadillos por allí escondidos
o deseados

pero mami crió a sus hijos ella sola
y a tres hijos más como a sus propios hijos ella sola

mas era yo tan joven cuando madre quedó sola
que nunca pregunté cómo comimos siempre
y ahora todavía no lo sé
pero tiene que ver con la multiplicación de los pesares.


Ya que es una mujer como las otras
mi madre quiso más de alguna vez

reflorecer su amor
pero los que idolatran el estéril espejo
no entienden
el prodigio
de la transformación del oro en sueños
y si no derrotó en esta batalla
por lo menos a la rabiosa soledad
ya la tiene enjaulada como la bestia horrenda que es
por el claro milagro de los nietos.

Mi mamá nos recibe cuando estamos cansados
y caídos

pero no nos convierte las espinas en flores

porque nos enseñó a quitarlas solos
y no es la más clara imagen de Dios sobre la Tierra
no alcanza requisitos para Santa
ni se parece en algo a la Virgen María


sin embargo

mamá puede reír aunque esté triste
madre puede amar aunque ella no sea retribuida

mami puede ayudar aunque ella
esté también necesitada
madre puede trabajar aunque haya trabajado hasta la madrugada
mamá puede aguantar aunque ya no aguante más.

por eso

mamá es una mujer como las otras
una mujer, sencillamente un ser humano,
le dan derecho a serlo
sus cuidados su ternura su amor por los demás
su aguante en aguantar que ya me habría muerto
y por tanto que es esa mujer
me asombro
me inclino
me acorazo
y no sé cuánto decir
cómo la quiero.

(Del libro: El Amor y sus Iras)

Abuela


Abuela

Madre soltera adolescente en la noche del tiempo

hija del campo pobre y laborioso

semialfabeta por milagro

en un lugar y época en que las mujeres debían aprender

únicamente

los oficios domésticos.


Apenas sobrepasaba la miseria

con su oficio de yerbera partera mortajera cocinera costurera . tamalera tortillera lavandera/

juntando centavo tras centavo

en su puño apretado

que no se permitió ningún pequeño gusto

para tener segura

la tortilla de cada día de sus hijos.

Mas tuvo que correr demasiado y sin tregua

con sus pobres recursos de madre soltera

adolescente y semianalfabeta/

y olvidó

vivir.


Ahora paralizan su forzada carrera

dolores incansables de los huesos y el alma,

voltea

se examina por dentro

sopesa el recorrido

recuenta los momentos que dejó de vivir

por emplumar la dicha de los hijos y nietos;

observa que no tuvo que ser por fuerza así

que tal vez debió aflojar un poco el puño

que tal vez debió escuchar la vez que el amor

llamaba nuevamente

que tal vez no debió purgar su vida entera

el pecado

de ser madre soltera

en una época en que la mujer tenía el único derecho

de autosacrificarse por los hijos.


Ahora

se le olvidan las cosas

se pierde a la vuelta de la cuadra

no mira bien, no quiere usar anteojos

no acepta que necesita ayuda,

reniega con frecuencia

se enoja de repente

y acribilla con las mismas historias sobre la ingratitud

de su familia y de su hijo

-con quien ella esperaba vivir en su vejez-

a todo aquél que tenga las orejas a tiro.

Ahora tiene un tumor de soledad

tan enorme

que es insufrible a veces.

Pero es la abuela

la mujer que nos cuidaba cuando mi madre

andaba en la rebusca/

la persona que dejó de vivir

por emplumar la vida de su hijo y sus nietos

el ser humano que nos salvó en la parte más dura

de mi historia

cuando yo era también madre soltera y no tenía

quien velara el delicada fuego de mi hijo

mientras yo andaba en el trabajo

en la rebusca del alimento y de la dignidad

que como ella no he transado jamás;

y cómo no quererla con todo y sus defectos

cómo no proponerle que viva en mi casa con mis hijos

aunque sepa que es imposible algunas veces,

cómo no desear llevarla conmigo a todas partes

como se lleva un pajarito frágil y tiritante,

cerca del corazón,

para que se desinflame el enorme tumor de soledad

que me le amarga la felicidad que ahora podría cosechar

si aceptara

que ya no hay marcha atrás

que no vivió su juventud

que el tiempo se le va

pero que tiene aún por qué vivir

y que, a pesar de sus defectos y los nuestros,

donde esté la acompaña

nuestro amor.



(Del libro: El Amor y sus Iras)

miércoles, 21 de febrero de 2007

Dolamas y otros poemas...


Dolamas

Yo me soñaba una vejez tranquila
me imaginaba a mí
como viejita inquieta y perspicaz
y quizás algo deslenguadilla,
en una casa apartada en el campo
lleno de pinos y de frescos aromas
y de los sueños que nos quedaran
todavía.

Yo me soñaba una vejez tranquila
pero es el caso que
apenas entrando a mis cuarenta
el cuerpo me empieza a dar avisos
de los que es de veras la vejez
y me estorban a ratos las articulaciones
ya necesito anteojos
me ha vuelto la gastritis, ahora sigilosa,
se me olvida más de lo que olvidaba antes
y hasta en la ortografía a veces tengo dudas
la rodilla derecha tiende en lapsos agudos
a adelantarse sola
como si mi actual paso la aburriera
y un dedo que me "golpié" como hace dos años

me comenzó a doler ayer.

Es hasta hoy que entiendo a mi abuelita
cuando nos platicaba de sus raras “dolamas”
de malestares y dolores del más ubicuo origen
y sospechosos de estar relacionadas con la mente
y sobre todo con el corazón.
Ahora sé que sí
que sí venían todas sus dolamas
del cuerpo de su alma

de la sed renegada
de las esperas embalsamadas
que me la deformaban por aquí y por allá
del mismo modo que la “riuma”

tan visible en sus manos.

Yo me soñaba una vejez tranquila
saliendo a caminar por un bucólico sendero
con riachuelo
pajaritos y una naciente de serenidad
oculta entre los árboles,
mas ya me están rondando la dolamas del cuerpo
y con esta rodilla adelantada
no sé si podré para ese entonces
caminar por senderos;

pero más preocupan
las dolalmas
y desde ahora podo algunos sueños
que ya sé que no podré alcanzar
y que ahora me duelen
para que estorben poco en esos años,
si llego.

Mas algunos pendientes
se esconden muy astutos por ahí
burlando
mi juiciosa tijera,

como vos, por ejemplo
(no de vos: de lo que no pudimos hacer juntos),
y temo que les dé por rebrotar
en las raras y ubicuas

dolamas
de las que nos hablaba
mi abuelita.


O quizás, sólo debo esperar
a que el tiempo

realice su trabajo

y se encargue de vos y de las otras
dolamas potenciales

y se queden en mí

como dulces recuerdos de los sueños

que alguna vez
tuvimos.

15/ago/06
(en memoria de abuelita Emilia,
a tres años de su muerte)




La Casa
       
A Thelma Nava y Raquel Huerta
y a todas mis poetas amigas,
conocidas o sólo leídas.

¿Dónde este olor te evoca,
 dónde esta casa te habita desde cuándo? 
 ¿Dónde este mar de paz que te acontece
 al traspasar su umbral?
 
 Mira sin ver la casa, te presiente,
 la mesa y la cocina te salen a tu encuentro
 te abrazan los sillones, el agua refulgente
 la candorosa cama,
 los libros palmotean a tu paso,
 como gato doméstico
 te acechan los poemas desde cualquier rincón.
 Mira sin ver la casa
 y duermes entre su espuma de amorosas luciérnagas
 y en bandadas de versos te despiertas.
 
 ¿Dónde este olor de alma te retiene?
 ¿desde cuándo te alumbran sus paredes,
 desde cuándo te añora este rincón
 en el que ahora escribes,
 que es tuyo desde siempre sin saberlo?
 
 Mira sin ver la casa
  y mira todo.


Viajera, ¿andas en romería de poemas?
 Las poetas te abren de mar a mar

la casa de su pecho
 y descansas, te calmas y apertrechas
 y surges lista para amar 
 en la batalla.
 
 Dic. 05


Poeta


¡Ay, animal amoroso!

condenado a ser piedra que se ablanda

al canto de una piel

o al tañido de un alma.

Animal apartado y ajeno entre las muchedumbres

para vernos de cerca en cada espejo.

Bestia que se desnuda de palabras

para poder leernos

como un dios en un trance de infierno

como una escoba que destila nubes

como mis líneas tuyas.

Descreído animal refulgente de fe

que hurga en sus secretos y los nuestros.

Bestia de piel finísima

que se ahoga en su luz

y en su silencio.

Animal doloroso por amor.

Dic. 05

PRIMER CONGRESO DE MUJERES ESCRITORAS CENTROAMERICANAS



EN EL PRIMER CONGRESO DE MUJERES ESCRITORAS

CENTROAMERICANAS CONVOCADO POR ANIDE, ELLAS OPINAN

Escritora Waldina Mejía, Presidenta de la Asociación de Escritoras de Honduras.
"Nos enteramos de este formidable congreso apenas dos semanas antes de realizarse. Hicimos todo lo posible por venir porque nos parece importantísimo que se constituya la Federación de Asociaciones de Escritoras Centroamericanas. Sabemos que tenemos asociaciones de escritoras en Nicaragua, Costa Rica y Honduras; sé que las compañeras de Guatemala y El Salvador las están constituyendo. Es importante apoyarnos a nivel centroamericano, para que se de a conocer el trabajo femenino, ya que existe y es de muy buena calidad, es necesario promocionarlo. La organización hondureña de escritoras surgió en 1998, a raíz que Ada Luz Pineda hizo una Antología de la Poesía de Mujeres, desde 1875 hasta la fecha. Nuestro cometido es precisamente romper con el ostracismo que sufríamos, reconocer el trabajo femenino por lo que vale, poco a poco se está dando a conocer y uno de los grandes logros que tenemos es que montón de mujeres están escribiendo y muchas se han animado a publicar. Las edades van desde gente muy joven, que está empezando e incluso ha ganado concursos a nivel nacional e internacional, hasta gente muy reconocida. Hay un sesgo, la gente mayor, célebre, no está trabajando con nosotras en el trabajo organizativo, aunque si nos apoyan. Creemos que la lucha es común en toda el área por exigir que se propicie y publique el quehacer literario femenino. Pueden ingresar y participar en nuestra organización todas las escritoras que lo deseen, sin embargo el peso está en la literatura porque somos más numerosas. Hacemos conciencia en las mujeres de la necesidad de estudiar y trabajar, para mejorar la calidad de sus obras. Hacemos lecturas de poesía y narrativa a nivel nacional y pensamos que es muy importante realizar los encuentros centroamericanos que nos permitan intercambios que nos enriquezcan a todas. Realmente pienso que ANIDE nos está dando una lección al resto de escritoras centroamericanas con haber impulsado este fantástico e histórico Primer Congreso, todas nos vamos muy satisfechas y felices de haber participado. Excelente iniciativa de ANIDE.

Lo indio en Misterio indio

Joaquín Pasos Argüello (Granada, mayo 1914/enero 1947) fue, a los dieciséis años, uno de los principales precursores la vanguardia nicaragüense, liderada por José Coronel Urtecho y Luis Alberto Cabrales, la cual se propuso una lucha formal y decisiva contra "la tendencia deplorable del parnasianismo". Murió a los treinta y dos años, a consecuencia de su dipsomanía. Dejó una producción no cuantiosa sino antológica que va de los primeros poemas creacionistas hasta los últimos más profundos, todos recogidos en el libro Poemas de un joven, dividido en cinco secciones: "Poemas de un joven que no ha viajado nunca", "Poemas de un joven que no ha amado nunca", "Poemas de un joven que no sabe inglés", "Misterio indio", "Otros poemas" y "Canto de guerra de las cosas".
Seleccionamos Misterio indio por su propuesta aprehensión del indio o lo indígena y la diversidad textual de sus dieciocho poemas: Cinco aparentan rezos y canciones populares, con metáforas ya plenamente socializadas (Oración a Santo Domingo, Villancico indio, Corrido de la corrida, Pequeño canto para bien parir, Canción); siete contienen temas cotidianos y muy humanos, con el indio como aparente protagonista (Nosotros, Muchacho, Los indios ciegos, Los indios viejos, India caída en el mercado, El indio echado, Verdulera); seis son muy rítmicos y de influencia creacionista (Raudal, Día, Tormenta, Dos llantos, Cementerio).
Según Pablo Antonio Cuadra, citado por Matus, "Joaquín Pasos pudo haberlo titulado Poemas de un joven que nunca conoció al indio, porque Pasos fue toda la vida un poeta citadino, y no sólo nunca viajó, sino que tampoco nunca salió al campo. Sin embargo, conoció al indio mejor que nadie, y él mismo se hizo indio en su poesía para redescubrirnos al indio como es por dentro, en el mismo misterio de su ser".
Para Matus, Misterio indio refleja "una vuelta a, y penetración en, la conciencia indígena con el propósito de redescubrir la identidad del contemporáneo mestizo latinoamericano; de redescubrir el enterrado lado indio de su doble herencia: indígena y europea. Joaquín Pasos logra en esta vuelta, expresar los valores inherentes al indígena, entre ellos el papel importante del misterio, de la naturaleza y de lo elemental. El enfoque en el indio, entonces, equivale a una afirmación y revalorización del él mismo".
Pero, ¿de verdad se incorpora al indio o lo indígena en los poemas de Misterio indio? Veamos: los textos del primer grupo encajan en la búsqueda vanguardista de lo nacional en lo folclórico y tradicional, como expresó Pablo Antonio Cuadra: "Ahora el folklore alza ironías entre los poetas. Ayer era el encuentro de nuestras raíces. Nuestras vinculaciones con el canto del pueblo".
Por eso "Oración a Santo Domingo", de intensa rima interna o "chinfónica", parece rezo popular a los santos, y recoge así un aspecto de la religiosidad del pueblo en general:
Porque nos alejas de las bebidas viejas de las viejasporque cuidas los potreros y capeas de mal a los terneros porque sos bueno en soles para los frijoles y el arroz.Porque con vos todo es chiche como el brinco del tapachiche porque nuestro amor en flor en tu Sierra se encierra porque tenés las vidas de nosotros a tu cuello prendidas, te bailamos la vaca y el ternero chingoSanto Domingo.
Ciertamente el texto "Villancico Indio" enaltece el mestizaje racial al afirmar que el niño Dios es hijo de la Virgen de España y de "algo mucho mayor". Y recuérdese que la población nicaragüense es sobre todo mestiza:
es un español todo indio,un indio todo español.[...]vamos a buscar al indioal indio nacido hoyque nació de hembra de Españay de algo mucho mayor.[...]Y si dudáis de su sangreespañola, mi señor,¡diga la Virgen de Españasi ese indio es su hijo o no!
Para Pasos "lo indio" es "lo mestizo". Y este mestizaje es idílico: se evade así la violencia y discriminación que sufrió el nativo en la Conquista y la colonización.
Pero, de acuerdo con Valle, "como este español es igualmente indio, por bárbaro, según la ideología [de Pasos] acerca del indígena, tiene defectos que se prestan a la caricatura y a la subestimación":
Corrido de la Corrida
Allá está el indio llanero, borracho, cantor, torero,en cotona y sin sombrero,descalzo, apostando el cuero.
¡El ternero fiero, el ternero fiero, el ternero fiero!
[...]¡No es por eso la llorona!Vergüenza es lo que me estaca,es que tenés la cotona, todita llena de caca!
¡La vaca flaca, la vaca flaca, la vaca flaca!
Por eso "El Indio Echado", del segundo grupo aquí definido, repite un prejuicio de conquistador blanco:
Que llamen también a mis hijos y les muestren con ira mi modorra... ¡Mi bella modorra, y mis lindos hijos que no he tenido tiempo de procrear todavía! [...] Llévenme sin tocarme bajo el árbol más inactivo desde donde se divisa el molino que no gira, el recodo de aguas estancadas, el cementerio de los pájaros... Que llamen a otros para que les cuenten cómo es esto. Que llamen a mis hijos, a mis lindos hijos a quien dejo, antes de morir, mi más cariñoso bostezo.
¿Y qué decir del texto "Muchacho"?:
Deja el agua que está sucia, muchacho.Yo te miro como una de esas carasque encontramos a diario en las oficinas.Muchacho feo.
Le das vueltas y vueltas al papelporque sientes algo en ticompletamente imposible de decir.Muchacho babososo.
Sobre todo,muchacho hediondo.
Según Albizúrez Palma, "las perspectivas de los vanguardistas adquieren un tono paternalista cuando descubren o inventan al indio y a la propia tierra". El indigenismo estaba lejos, no en el tiempo, sino en su espacio real y cultural. En ellos no hay una visión política y económica que reivindique al indígena como ser humano en el sistema económico que lo margina, y "lo redima en su condición social, a partir, esencialmente, del problema de la tenencia de la tierra" (Jaén, 2004: 71).
Y "si Pasos fue el poeta de la vanguardia también fue el ideólogo de la reacción", un "intelectual orgánico de la oligarquía nicaragüense militando por su causa y sus proyectos políticos". No era capaz de cuestionarse la legitimidad de su herencia europea y católica y sus privilegios feudales coloniales, obtenidos con el despojo económico y el exterminio étnico (y hasta físico) del nativo. Así, Pasos inventa al indio a través de esta ideología, que le impidió ser coherente entre su gran sensibilidad social y sus interpretaciones.
Pero esta gran sensibilidad de Pasos produjo textos de gran significación humana como: "Nosotros", "Los indios ciegos", "Los indios viejos", "India caída en el mercado", "El indio echado", cuyo protagonista sólo aparentemente es indio.
En "Nosotros", por ejemplo, se refleja no sólo la situación del campesino pobre, sino de todos, pues todos moriremos y seremos "lodo":
Estamos desamparados en el mundo hediondo, El aire se ríe de nosotros,el agua se ríe de nosotros.El fuego se va, no podemos guardarlo solo,te digo que se ríe de nosotros.Para tener el árbol, necesitas sembrarlo en el lodo, Para tener el lodo, necesitamos morirnos nosotros. La fruta que te comes, fue tu abuelo hecho polvo,
Así se aborda el dolor y el sin sentido ante la nada que es la muerte, tema que es retomado en "Cementerio":
Tengo un triste recuerdo de esa tierra sin horas, la picada de pájaros, la que se desmorona. [...] En la tierra aburrida de los hombres que roncan se hizo piedra mi sueño, y después se hizo polvo.
Igualmente, la "visión" sensual de "Los indios ciegos" es aplicable a todo invidente:
Abramos un camino en el aire, para mirarnos, busquemos un rincón en el aire para acostarnos.
Sin luz en el cuerpo sólo con fuego. Este color de sombra tiene tu cara. Este color de sombra es la sombra de tu alma. Abramos un camino en el aire con tu brazo. Si no te ven mis ojos, que te vea mi carne.
¡Ah! No tenemos luz en el cuerpo Tenemos fuego.
También "Los indios viejos", con sus tropos "rurales", puede expresar una experiencia compartida por todos los ancianos:
Los hombres viejos están sentados junto a un río que siempre va despacio. Ante ellos el aire detiene su marcha, el viento pasa, contemplándolos, los toca con cuidado para no desbaratarles sus corazones de ceniza.
Los hombres viejos sacan al campo sus pecados, éste es su único trabajo. Los sueltan durante el día, pasan el día olvidando, y en el tarde salen a lazarlos para dormir con ellos calentándose.
Asimismo, "India caída en el mercado" recoge la miseria e invalidez de una pobre mujer hambrienta, no necesariamente indígena:
Pobre india doblada por el ataque todo su cuerpo flaco ha quedado quieto todo su cuerpo sufrido está pequeño, pequeño todo su cuerpo tronchado es un pajarito muerto. [...]Ella se desmayó, la desmayaron. Al lavarle el estómago los médicos lo encontraron vacío, lleno de hambre, de hambre y de misterio. Muy doloroso cuadro, Carlos. Muy doloroso y sumamente amado. [...]Abran, abran todas las gentes malas sus entrañas y no encontrarán nada.
Por espacio, no revisaremos los hermosos poemas del tercer grupo sobre fenómenos naturales -supuestamente como los ve el "indio"- ("Raudal" y "Tormenta"), la inexorable muerte ("Dos llantos", "Cementerio") y la contagiante alegría de vivir el "aquí y ahora" del poema "Día". Los poemas de Misterio indio abordan lo folclórico, lo mestizo, la pobreza y experiencias humanas generales, pero no incorporan nada peculiar de alguna etnia específica nicaragüense, ni reivindican al indio, contextualizándolo en un sistema productivo que lo ha despojado de sus bienes económicos, culturales y hasta de su vida. Esto era imposible para Pasos, por su vida e ideología oligárquica, acorde con su abolengo feudal colonial. Así que inventa al indio -que resulta ser mestizo- a través de esta ideología que no le permitió ser coherente entre su gran sensibilidad humana y sus interpretaciones. Pero la gran calidad poética y sensibilidad social de sus textos nos hablan de un poeta preocupado no sólo por la forma y la fama, sino también por el ser humano y su dolor, el dolor del mundo, que es el dolor insoslayable de todo auténtico poeta.

Revaloración de la novela Sentas de Rafael Arévalo Martínez

Revaloración de la novela Sentas de Rafael Arévalo Martínez
Universidad Nacional Autónoma de Honduras
1. Introducción

Seis de las ocho novelas de Rafael Arévalo Martínez (RAM) son de tipo realista con evidentes fuentes en la vida del autor, e incluso algunas son casi autobiográficas, salvo algunos detalles. Por este camino trascurre Sentas , la primera novela escrita por RAM, en 1910, que ha sido ignorada o calificada como “una novelita romántica”. Pero Sentas desarrolla sin ambages, aunque sin naturalismos, un tema y un enfoque social insólito en la época: la violencia doméstica. Ahora que los estudios de género, la crítica literaria feminista y la lucha contra las injusticias por razón del sexo han obtenido su puesto en la vida social y cultural, es tiempo de revalorar esta novela, que es mucho más que una novela romántica tardía y mucho más que una ficción.
Para estudiar la obra RAM es imprescindible conocer sus datos biográficos y familiares –a continuación resumidos-, pues en sus novelas y muchos de sus cuentos son evidentes las relaciones con su vida personal (cfr. Arévalo 1968; Carrera 1975; Carrera, s.f.; Noguerol 1997):1
1884: Nació en la Ciudad de Guatemala el 25 de julio, hijo mayor del abogado José Rafael Arévalo Arroyo y de Mercedes Martínez Pineda. Su hermana María Adelaida, con quien irá a su primera escuela, nació en 1885. En 1887 nace María Teresa; en 1889, Emilia de la Luz; en 1890, Mercedes; y en 1891, Carlos.2
1890-91: Ingresó en la Escuela de Primeras Letras de doña Concepción Aguilar y en el colegio de don Luis Castellanos.
1892 a 1902: Estudió en el Colegio de los Infantes hasta el Segundo Año de Enseñanza Secundaria para obtener el título de Bachiller.
1903: Trabajó de dependiente en varias tiendas comerciales.
1903 a 1904: Trabajó en dos oficinas de Cambio de Moneda.
1905 a 1907: En el Banco Agrícola Hipotecario. Un poema suyo es publicado en uno de los diarios capitalinos.
1908 a 1911: Trabajó como profesor de Gramática e Historia.
1909: Obtuvo el primer premio en el concurso de la revista Electra.
1910: Muere su hermana Emilia en diciembre, por tisis.
1911: Muere su madre a la edad de 55, por un ataque cardíaco, ni un mes después la muerte de Emilia. A los seis meses, se casa para toda la vida con Evangelina Andrade Díaz, de 16 años, con quien tuvo 7 hijos. Él tenía 27. Su padre no asistió a la boda, “porque seguía llorando en silencio a su esposa” (Arévalo 216).
1911: Publicó Maya, su primer libro de poemas, prologado por José Santos Chocano.
1921: Muere en enero su hermano menor Carlos a los 20 años. Su neurastenia aumenta. Viaja a San Francisco para internarse en un sanatorio, pero vuelve un mes después, por sentirse muy solo.
1921: Muere su padre, casi a los 66 años.
1927: Publica en un solo tomo las novelas Las noches en el Palacio de la Nunciatura y Sentas.
1975: Murió el 12 de junio en la Ciudad de Guatemala, casi a los 91 años de edad.

2. Revaloración de la novela Sentas
a. El realismo y la realidad en las novelas de RAM
Por sus obras más conocidas, tales como varios de sus poemas y sus cuentos “El hombre que parecía un caballo”, “El trovador colombiano” y “La signatura de la esfinge”, se clasifica a Rafael Arévalo Martínez como un autor modernista y posmodernista. Pero, “tanto en la poesía como en la prosa de RAM se encuentra una doble tendencia estilística: por un parte, la influencia dariana y, por la otra, la capacidad de Arévalo Martínez para lograr una prosa límpida, directa y clara” (Liano 1997: 89). La segunda tendencia predomina en sus novelas; a veces con transcripción directa del habla coloquial.3 En seis de sus ocho novelas predomina el realismo en sus tramas y temas (Hondura, Las noches en el Palacio de la Nunciatura, La oficina de Paz de Orolandia, Una vida , Manuel Aldano, Sentas ). Por eso, es más que arriesgado afirmar que RAM es modernista en toda su obra en prosa, tal como lo dice Estrada.4 Son tan realistas sus novelas que en ellas son evidentes las relaciones con la vida personal de RAM. Para corroborar esto, basta leer sus obras y sus aseveraciones: “¿Mi vida?... lo que importa escrito está en mis obras. En ella nada hay que no tenga íntima relación con mis experiencias”. Asimismo, RAM hace expresar a Manuel Aldano: “Por muchos libros que escriba un hombre, a la postre no hace sino retratarse él mismo, por objetiva que quiera hacer su obra, pues todo trabajo literario en su esencia, es forzosamente autobiográfico” (1998: 114). Ahora nos concentraremos en el realismo de Sentas y la relación de la obra con la vida personal del autor.

b. Revaloración de la novela Sentas
1. Descripción de la obra
Sentas es una pequeña obra de sólo 48 páginas de siete por cuatro pulgadas.5 Escrita en 1910, cuando su autor tenía 26 años, fue publicada en un mismo tomo con Las noches en el Palacio de la Nunciatura en 1927, 17 años después. Los protagonistas son el coronel Estrada y Sentas; los acontecimientos están contados por un narrador personaje o intradiegético, quien pasa al protagonismo cuando habla de sí mismo.
El texto está dividido en diez partes. En la primera (105-108), el narrador-personaje cuenta cómo conoció al temible coronel Estrada, padre de Sentas, a través del juego de ajedrez. Éste lo lleva a su casa en la que nadie ajeno a la familia había puesto el pie. En la segunda parte (108-121), el narrador-personaje entra en la sala en la que mil detalles denotan la presencia de una mujer, conoce a la esposa de éste, a Sentas, que lo impresiona vivamente, y la hermana menor. Explica porqué a Josefina le apodan Sentas. A insistencias del padre se emborrachan sin interrupción más de tres días, algo que el coronel acostumbra de cuando en cuando. A consecuencia de una de sus múltiples riñas, el narrador-personaje sale de la esa casa ofreciendo darle puñaladas al coronel y éste le hace unos disparos que no acierta. Recuperado de la borrachera, es indiferente a su miseria, pero piensa en Sentas. En la tercera parte (121-127) el narrador-personaje evita los círculos de ajedrez para no encontrarse con el coronel, procurando apartar de la mente las imágenes de embriaguez y sólo conservar la de Sentas. El coronel llega, se ponen a beber y a jugar ajedrez y le gana todos los juegos. Salen a la asociación de militares a seguir bebiendo y jugando, siempre le gana al coronel, pues el instinto le dice que es el único modo de conservar su estimación y respeto. Van a la casa del coronel. En la cuarta parte (127-134), Sentas los recibe a la puerta, pero desaparece. Los atiende la madre y conoce las otras dos hijitas, y se entristece porque vivan más niños en la casa del terrible militar. Reaparece Sentas y el narrador-personaje la describe. Vence dos veces al coronel y ésteo lo hace jugar contra Sentas quien lo vence con facilidad (siempre ganaba a su padre). Le impresiona su clara inteligencia como ya le había impresionado su frágil belleza. Su confianza de ajedrecista invencible cae, y el padre ríe irónicamente y mira con placer a su vengadora. Se despide al fin. En la quinta parte (135-136, menos de una página) el narrador-personaje se hace familiar en esa casa y se gana el cariño de todas, hasta de la sirvienta. En la sexta (135-143), el narrador-personaje visita a Sentas y la encuentra hosca y colérica porque el padre las ha vuelta a maltratar. Narra otro ataque a todas de él hacía un año en que intervinieron los vecinos. Sentas enfermó no de los golpes, sino de la conmoción nerviosa y en su larga enfermedad el padre la atendió con solicitud y se alegró muchísimo y la cubrió de regalos al restablecerse ella. Pero progresivamente la violencia volvió. Toda la familia y el narrador-personaje temen al coronel y ellas caminaban de puntillas en su presencia, temerosas de hacer algo que despertara su furor. En la séptima parte (144-145), el coronel pone en manos del narrador-personaje, un nombramiento oficial. Se desarrolla el idilio, trabaja algunas horas, estudia más sus textos de medicina, todas las horas libres las pasa con Sentas y es feliz en compañía de ella, su madre y hermanitas. En la octava (146-148) es narrador-personaje es trasladado a otra población, con mucha pena de alejarse de su amada. En la novena (148-150) el narrador-personaje no recibe respuestas a sus múltiples cartas a Sentas y a los tres meses, desesperado, abandona el trabajo y vuelve a la ciudad y a la casa donde ella vive. Dos vecinas le impiden llegar hasta allí y le cuentan que ella ha muerto por una enfermedad. En la última parte (150-152, página y media), se da cuenta de que Sentas murió a causa de una golpiza de su padre en la que intervino la policía para quitársela. Murió con el nombre de él en su boca.

2. Tipificación literaria
Como puede verse, “Sentas es, sobre todo por su final y desenlace, una novela tardíamente romántica” (Carrera 1975: 23). En efecto es romántica por su lenguaje, el amor imposible que relata, por la visión de la mujer, delicada, frágil, enferma,6 lo que la hace más atractiva al narrador-personaje, y la exaltación sentimental de éste ante la muerte de Sentas al final de la obra:
... No; no estaba enferma, ni distante... estaba muerta. Muerta. Todas las fuerzas humanas aunadas no me podían dar otra vez la visión de la adorable imagen que estaba en mi alma y que ya sólo en mi alma tenía vida. Las dos mujeres se habían visto a los ojos en una interrogación muda: las dos comprendieron con el fino instinto de la compasión femenil que no podían, que no debían engañarme. Y de la boca de la madre, y de la boca de la hija, salió al mismo tiempo la misma frase: “está muerta”; “está muerta”. ¡Sí, me acuerdo de todo lo que pasó después, así en la mente del condenado a muerte deben quedar las imágenes de sus días de capilla, hasta que deja de existir. Así borrosa y a la vez, fijamente. A pesar de mi agonía mis ojos miraron y guardan la imagen de un diván en el que me senté: de mujeres que acudían al espectáculo gratuito de un gran dolor... Recuerdo detalles falsos de su muerte con que intentaron aliviar mi vida: una breve enfermedad que la arrebató sin sufrimientos... Recuerdo detalles verdaderos: que murió con mi nombre en sus labios, que murió llamándome que su último pensamiento, su última palabra, su último suspiro fueron para mí. (1988: 149- 150)
Vista como romántica es una novela bien escrita y estructurada, pero sin excelencias ni novedades. Empero, su verdadero valor y originalidad están en lo que se opone al romanticismo y al modernismo: sus temas y enfoques. Carrera (1975: 23) señala que en Sentas falta el paisaje como elemento resonador de los estados emocionales de los personajes (en verdad falta del todo el paisaje); además plantea que con esta obra,
Arévalo Martínez tiene el mérito de ser –con Ramón A. Salazar, quizás el primero- la primera “novela de ciudad” que aparece en Guatemala y quien más novelas de ciudad ha escrito. En este sentido, sus novelas son anti-románticas y anti-modernistas . Ademá,s aparece en Sentas el primer germen del “zoomorfismo, pues el padre de Sentas es comparado con un perro7 ( Carrera 1975: 24)
También Sentas es presentada como muy inteligente, colérica, nerviosa, celosa, caprichosa, buena y mala, lo que no corresponde a la heroína romántica típica:8
... y después, después, hubiera amado en su rostro las huellas imborrables de una enfermedad o la capa oscura de un deshollinador. Después amé todo lo suyo. Después amé sus celos, que la hacían desear los suplicios más refinados para sus rivales. Después amé los caprichos que agotaba su cuerpecillo nervioso, amé las cóleras violentas que movían su delgado tallo de margarita y la dejaban, al terminar, cansada, exhausta, en un reposo huraño. Amé lo más oscuro de sus sentimientos: las envidias que no me disfrazaba. Lo amé todo en ella: el bien y el mal, que por un prodigio era capaz de encerrar, en grandes proporciones, mezcladas y tempestuosas, el frasco de perfumes de su cuerpo pequeño. Una educación completamente libre, en la que ningún sentimiento fue reprimido, la hacía así. Y tal vez por natural la quise tanto. Preferí, sin poderlo evitar, su pecado a la virtud opuesta adquirida al precio de una mutilación. (1988: 130)
Pero lo más novedoso y actual en Sentas es su tema inusitado (y tal vez tabú) en ese tiempo: la violencia doméstica que, junto con el alcoholismo, es tratado sin ambages pero sin detalles de tipo naturalista. Incluso se aborda la corrupción del poder político, pues el violento y alcohólico Coronel “tenía gran influencia con los que regían los destinos del país” (107) y cuando éste le entrega el nombramiento de empleado oficial que obtuvo con facilidad por su influencia, el narrador comenta: “Lo que probablemente hubiera negado a la honradez y al mérito, lo concedía sin vacilar a mi habilidad de ajedrecista” (144).
No entendemos cómo los críticos no han notado y señalado este contenido social de la novela, pues entre el mismo final “romántico”, está este fragmento (que Carrera copió integro en su libro citado) que transcribimos ahora:
Y más tarde, cuando pasaron muchos días, cuando empezó mi existencia regular de autómata, la verdad, la verdad desnuda. La terrible historia de la infamia de un padre beodo y enloquecido.
Fué... fué [sic] que perdió el coronel la posición oficial que tenía; que apuró mucho alcohol buscando olvido o aceptado de las manos de amigos torpes fué que llegó inconsciente y enfurecido a su casa. Y allí se desarrolló la tragedia.
Se sentó en la mesa, pidió cognac. Sumisamente Sentas ensayó impedirle que lo bebiera. Y de pronto, en una ciega explosión, todo el alcohol que corría por sus venas hizo afluir la sangre a su cabeza y lo tornó loco furioso a la oposición de la inocente niña. La maltrató brutalmente; la arrojó al suelo; cayeron los tacones de sus botas claveteadas sobre el delicado cuerpo. Y cuando la arrancaron los agentes del orden de su encarnizamiento en maltratarla, ya Sentas estaba condenada a muerte. Tenía lesionados órganos importantes. Estuvo en cama algunas semanas; se levantó pocos días después como si se iniciara una convalecencia. Pero ya la madre sabía que era engañosa toda esperanza. Pronto de nuevo cayó en el lecho para no abandonarlo más.
Ante su martirio, corazones endurecidos se contrajeron de angustia. Cada movimiento del cuerpo exangüe, dolorido, arrancaba una queja a su adorable boca. Y aquella boca de la que vivió pendiente durante varios días la madre desconsolada, no tuvo el nombre de ésta, no tuvo otros nombre son el mío al expirar. (150-152)
Y obsérvense que hasta los agentes del orden entraron a la casa y “la arrancaron de su brutal encarnizamiento en maltratarla”, de modo que fue tan grande el escándalo que los vecinos (tal vez aquellas dos mujeres que informaron al narrador-personaje de la muerte de Sentas) o la misma familia, debieron pedir ayuda, incluso a gritos, para que llegaran los agentes del orden. Pero es tan evidente que hay mucho más que sentimentalismo romántico en esta fatal agresión del brutal padre contra su hija, que no entendemos, repetimos, cómo puede esto soslayarse. Máxime que desde el primer párrafo y en toda la obra, RAM caracteriza al coronel Estrada como un hombre muy violento, a quien el alcohol desata todo su furor:
El temido coronel cuando me encontró en la sala de su compañero de armas, el general Z., me dirigió la mirada de odio y de desprecio que fijaba en todos (...) fui presentado al padre de Sentas como uno de los mejores ajedrecistas de la ciudad. La mirada de desprecio inmediatamente se dulcificó. Tenía un título para su estimación, el mejor de los títulos. Y cuando aconteció el extraño hecho, cuando con sorpresa general lo vencí en la más empañada partida que pudo darse jamás, me vió [sic]con odio y con estimación al mismo tiempo; hasta casi puedo decir que con odio y con cariño. (...)sin más preámbulos, me invitó a que jugara con él. Se sentó groseramente en la mesa... (105)
(...)Empecé pronto a hacer destrozos en el campo contrario. La rabia y la consternación contrajeron el rostro de mi rival (...) mil veces hubiera suspendido l apartida, ante la grosería de su manifiesta cólera y por miedo a que me diese de golpes como parecía a punto de hacerlo. Cuando le tomé la reina, rompió de un puñetazo la caja en que se guardaban las piezas. Confieso que me dio miedo. Lo amenacé con abandonar la partida si él seguía empleando esa violencia. Esto hubiera sido matarlo, y así me lo manifestó, dulcificando sus modales. (...) cuando vio que el jaque mate al rey era cierto, se levantó de la mesa como un energúmeno, echando espumarajos de rabia por la boca. No me golpeó porque me veía como una fuerza sobrenatural; como un sér [sic] superhumano. Además, ofenderme hubiera sido perder la única probabilidad de un desquite. (106-107)
Si hubiera podido negarme a buen seguro que lo hago, pues (..) temía la cólera del coronel y sus violencias. (108)
Comprendía que si no dejaba ganar ni un juego al coronel, lo que me era posible, tal vez se encolerizase hasta un grado que yo no podría prever. (111)
...la muchacha, comprendiendo que el tirano volvía a su habitual intolerancia, suspendida un momento por la absorción del juego, retiró prudentemente su silla. (113)
...bebía bastante; y que cuando tomaba licor en gran cantidad, como en la noche precedente, experimentaba la necesidad de seguir embriagándose durante cinco o seis días más. Eran temporadas de vicio, temidas como un castigo cruel por su familia, a que se entregaba de tiempo en tiempo. (117)
Cuando estaba encolerizado era terrible. Sus manos destrozaban como el rayo. Golpeaba a los mismos seres amados: aún padecía su esposa una enfermedad incurable, producida por un golpe de su terrible marido en un instante de inconsciente furia. Jamás descendió a la dulzura que aun los peor dotados emplean en sus momentos de expansión. Pero sabía a una frase lacónica, a un gesto suyo, darles tal expresión que constituían una caricia. Comprendí que lo amaran. (125)
Le gané todos los juegos. Una sombría cólera, una desesperación muda se apoderaron de aquel hombre cuando concluimos las partidas. (126)
Asimismo, aparecen ante nosotros todas las manifestaciones del síndrome psicológico de la violencia doméstica, con sus síntomas de enclaustramiento y permanente pavor de las víctimas, con sus ciclos de tensa “calma” y brutalidad característicos:
Y he aquí que ya estábamos en su casa. Ninguno podía, como yo, gloriarse de haber puesto pie en ella. El inabordable tirano tenía en reclusión a su familia. (108)
Tenía cerrada su casa hasta a los más íntimos conocidos, celoso de su bella mujer y tiránico y brutal como era; y se entregaba a actos de violencia en sus relaciones; actos que lo hacían peligroso compañero. (117)
Cuando después me relacioné más íntimamente con la familia de Sentas, pude percibir qué rara vida se llevaba en el hogar del coronel Estrada. La determinaba toda el terrible militar. Si estaba en sus buenas horas de expansión, acariciaba a su gentil consorte y era dadivoso con ella y con Sentas. Si estaba en sus horas de sufrimiento, llegaba hasta a maltratarlas. (118)
Tenía ya demasiados detalles sobre la vida privada del coronel, para que no me diera tristeza que en su casa aún hubiese más niños. Aquel hombre llevaba la barca de su familia como un remero loco; y a veces su carácter violento imprimía tales oscilaciones al barquichuelo que parecían hacer inminente un naufragio más o menos tarde. Y angustiaba saber que en el momento supremo habría niños que se agitarían sobre las olas. (128)
Una vez más el padre las había maltratado. (...) las borrascas de aquel hombre mataban a las mujeres que estaban unidas a su vida. En un acceso de beodez había sido golpeada la esposa. Probablemente los resultados no serían graves. Un buen vecino la sustrajo a las brutales manos. El temor y la angustia la habían enfermado y en aquel momento dormía. (137)
Gustaba el padre del café hirviente hasta quemarse los labios. Si así no se lo llevaban, la casa entera se conmovía con expresiones de su cólera. (..) Es lo cierto que al llevárselo a la boca el padre lo encontró frío y la ira arreboló su semblante. Arrojó la taza a la cabeza de su hija y después la golpeó cruelmente. Intervino la madre aterrorizada. Un golpe algo fuerte podía destruir la delicada naturaleza de Sentas. La salvó a tiempo de las brutales manos, pero ella en cambio fue la víctima. Aquel hombre ese día maltrató a todos los de su casa (...) Hasta la sirviente; hasta el perrillo que contraído bajo un mueble aulló dolorosamente. Intervinieron los vecinos. Pero

de Catorce Sonetos con Estrambote

De Catorce Sonetos con Estrambote


Poética

Quiero hacer un soneto y con denuedo
tomo lápiz, papel, busco en mi mente
alguna idea que quedó pendiente
entre el amor, la indignación o el miedo.

Quiero hacer un soneto, mas no puedo,
mi pecho adolorido está renuente
no quiere sufrir hoy y tercamente
duerme en la falsa paz que me concedo.

Mi mente por mi pecho abandonada
las palabras conjuga y entrelaza
en construcción medida y aplomada,

mas les falta color y llamarada:
Razón sin corazón sólo rechaza
la poesía, que termina en nada.



En el Cuadrante Íntimo

Tu piel en fuga con mi cuerpo atado
al filo de tu piel enardecida
mi piel en fuga con tu cuerpo armado
al golpe de la sangre y de la vida

Mi piel en fuga con tu cuerpo amado
acompañando al Cosmos en su huida,
tu piel en fuga con mi cuerpo alado
ungiéndonos de estrellas cada herida.

Tupielmipiel en íntima fusión
atrae al Universo palpitante
al núcleo de los cuerpos en tensión,

y el Cosmos, comprimido en el cuadrante
del Nosotros, en súbita explosión,
crea la vía láctea en nuestro instante!



Son de Corazón

¿Esto que es? Desde que nos hallamos
rabio por verte hablarte y abrazarte,
huyen las soledades que ocultamos,
se abre entera mi alma y se comparte.

¿Esto que es? Si sólo conversamos
anda mi corazón, sin miedo ni arte,
bailando a tu favor y –no finjamos-
con la tenaz ternura de desearte.

Este sentir me da tanta alegría
que toda precaución se me adormece
y olvido que sufrir ya no quería.

Y es que mi corazón sólo apetece
girar en pos de vos por todo el día:
No sé si esto es amor, pero parece.



TRÍPTICO DEL DESAMOR

2

Si vos no me querés, no he de quererte,
no he de pensar en vos, no he de desearte,
no he de llamarte más, no he de buscarte,
ni deambular tu senda para verte.

Si vos no me querés, no he de quererte,
tu desamor me daña y de mi parte
por honra y por desdén he de ignorarte
aunque por dentro muera al no tenerte.

Voy a cambiar mi amor por el despecho,
voy a olvidarte, quiera o no lo quiera,
voy a arrancar tu estigma de mi pecho.

Entretanto mi amor, cual necia fiera,
Te ama desea acecha y muy maltrecho
Busca tu desamor, aunque me muera.



Secreta Receta

Si a tu numen excelso no quieres poner brida
o por tradicional desdeñas la medida,
tienes razón; sabemos que eres un buen poeta
y que mides, si quieres, cual el mejor esteta.

Mas con el verso “libre” hallamos unos locos
que trozan cada línea como se parten cocos,
y el ritmo es algo extraño que se hace con panderos
cual si poema y música no fuesen compañeros.

No inquiero por tu arte, sino por tu destreza:
la rima y la medida conviene que practiques
pues nunca es fácil nada en la literatura.

Y cuando pleno el ritmo retoce en tu cabeza
tus versos tendrán música, aun cuando lo evites,
y los demás, sin duda, pondrás en la basura.